Aunque el Archivo Histórico conserva al parecer protocolos de los siglos XVII y XVIII que referencian la compra de novillos a expensas de cofradías sufragáneas del arzobispado de Granada -para ser "corridos" en la plaza Mayor de la localidad, cerrada por talanqueras-, no será hasta el primer cuarto del XX cuando en Laujar se ofrezcan espectáculos reglados en el coso erigido a las afueras del pueblo; hoy semirruinoso y clausurado. Así, tras la protagonizada por la Cuadrilla de Niños Almerienses (diciembre, 1900), llegamos a 1924. Mientras se construía, el programa ferial incluyó, a modo de aperitivo, una corrido con José López "Iguiño" como único espada. Informaba Fernando Moya, presidente de la comisión de Festejos y accionista del espacio lúdico, con un telefonema a las redacciones capitalinas:
Se ha celebrado la corrida de toros con lleno completo.
Los toros resultaron superiores. Iguiño, monumental toda la tarde. Banderilleando, bien. Mató de una estocada.
El público salió satisfecho.
Según Dº Florentino Castañeda ("Laujar de Andaráj"), hasta ese momento los festejos tenían lugar en el solar llamado El Picadero, un anchurón de la calle de Los Dolores esquina a la de La Purísima. Las reses procedentes del granadino marquesado del Cenete, río de Guadíx y sierra de Filabres accedían a pie hasta Laujar, cruzando el Puerto de la Ragua o por Santillana y Tices.
INAUGURACIÓN
El Hombre Gris -seudónimo de José Mª Sánchez, fotógrafo de Fondón y corresponsal de La Crónica Meridional- firmó la histórica gacetilla del acontecimiento con el que el 16 de septiembre de 1925 abrió sus puertas la plaza orgullo de La Alpujarra, aún no rematada en sus últimos detalles y capaz para 2.500 espectadores. Fue la oferta diferenciadora del programa municipal en honor de Ntra. Sra. de la Salud. Un atractivo reclamo frente a la competencia de las fiestas de Dalías y Vera. Cuando aún sonaban las últimas ovaciones, remitió a los diarios el pertinente telegrama:
Con un lleno completo se ha inaugurado la plaza de toros. Los novillos de Pelayo fueron bravos. Gitanillo de Triana está bien toreando y matando, recibiendo continuadas ovaciones. Se le concedieron cuatro orejas y un rabo. Fue sacado a hombros.
Y a renglón seguido, la enjundiosa reseña inaugural (debidamente resumida). Presidían el alcalde, Cristóbal Aparicio, el delegado gubernativo de Berja y el juez de 1ª Instancia del Partido de Canjáyar:
"Desde el pueblo almeriense donde vio la luz primera el inmortal Villaespesa, con motivo de la inauguración de una plaza de toros que construyen los aficionados andareños (…) En la tarde de ayer, y arreglado el mismo provisionalmente, fueron lidiados y muertos a estoque por el valiente novillero sevillano Francisco Vega "Gitanillo de Triana" y sus peones Fernando Rosales "Rosalito" y Manuel López "Cuqui", dos novillos procedentes de Jerez del Marquesado…. Un público enorme, procedente de Laujar, pueblos limítrofes y algunos lejanos como Berja, Dalías, Adra, Canjáyar y hasta de la misma capital de la provincia, invadió todos los tendidos de sol y sombra.
En uno de los últimos se situó la banda de música de la localidad, dando con sus melodiosos acordes la primera nota de alegría infinita. Seguidamente hizo su entrada en la plaza la tan aplaudida de la ciudad de Cádiar que dirige el notable profesor señor Sánchez, ejecutando un magnífico pasodoble (…)
A las cinco dio comienzo la fiesta taurina con la presencia en el redondel del joven don Francisco Godoy, que montando brioso caballo era el encargado de pedir las llaves. Enseguida, y de acuerdo con la presidencia, dieron vuelta a la plaza dos magníficas mulas lujosamente ataviadas, y a continuación entró la cuadrilla torera (…) Con los palcos de la presidencia artísticamente engalanados, resaltando en ellos los colores nacionales, el elemento femenino se hallaba representado por las más bellas mujeres del Andaráx, tocadas con la clásica mantilla.
Gitanillo lucióse en capa toreando por verónicas, dando algunos pases de pitón a rabo y matando de un pinchazo bien señalado y una soberbia estocada. A los acordes del bonito pasodoble El gato montés, ejecutado por la banda de Cádiar, recibió ovación, oreja y rabo.
En el segundo novillo, de iguales condiciones que el primero, todos cumplieron con su deber. Cuqui fue alcanzado y volteado, sin consecuencias, afortunadamente. Se repuso enseguida y pronto quedó vengado de su enemigo colocándole un buen par.
Gitanillo, tan valiente como en el primero. Mató de dos pinchazos y una estocada hasta la empuñadura, que le valió nuevas orejas y rabo y salir a hombros. Realito y Cuqui cumplieron con los palos. Hubo muchas ovaciones. Y por último, el desfile de autos y coches fue en extremo brillante. Terminó la corrida sin novedad".
Prácticamente retirados de los ruedos los ídolos locales Relampaguito y Pastoret, la elección de Francisco Vega de los Reyes (1903-1931) -Gitanillo de Triana o Curro Puya en los carteles- se justifica por la amistad personal de José Lozano Aragón, veterinario Municipal e influyente crítico taurino que firmaba en La Independencia como Daniel de Nájera. Él fue quien -tras verlo dos tardes prometedoras en la Avda. de Vílches en los meses anteriores- apostó decididamente por el gitano de la Cava trianera cuando nadie sospechaba la enorme figura que llegaría a ser, solo truncada en su juventud por la cogida mortal de "Fandanguero" en Madrid. Todo un honor para la plaza laujareña el haber sido inaugurada por uno de los más geniales de la historia toreando de capa, lanceando a la verónica.
PASEÍLLOS
Hasta la guerra del 36 se suceden las reseñas dando cuenta de las actuaciones de casi toda la torería afincada en Almería: Antonio Oller, Chico de la Corona, José de la Rosa, Relampaguito (hijo), Guerrerito o López Villanueva. En 1935 Damián Ramón conquistó una medalla de oro con la imagen de la Patrona de Laujar (alternaba con Manuel López Villanueva "Caravieja"). Ese año debutó el caballista almeriense Fermín Cañadas, dando antigüedad a un extenso listado de rejoneadores imprescindible en los carteles de Feria: Rafael Rueda "Herrerito", Ángel y Rafael Peralta, el portugués Joao Ventura y muy especialmente su hijo Diego. Tras la contienda incivil la plaza pasó a propiedad de Avelino López Castilla "Niño de la Rosa", antiguo novillero y ahora promotor empresarial. En su riquísimo anecdotario cabe destacar de que es la única plaza de la provincia en que una mujer es la asesora artística del festejo: la señorita torera María Alegre, en 1935. Esa tarde ocupaba una localidad en sombra "la distinguida escritora francesa, directora de la revista taurina Le Toril, que firma sus trabajos con el seudónimo de "Dadivitán".
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